10 de octubre de 2010

70 con John Lennon, 30 sin la Morsa


John Lennon a los 10 años

Alonso Arreola

Escuchar “Stand by Me” en la voz de John Lennon nos hace comprender su preponderancia ecuménica como intérprete, su capacidad para entender la obra de otros y hacerla propia no desde la virtud de la garganta sino desde la fuerza de la entraña. Nos hace mejores hombres. Escuchar “Mother” nos ayuda a entender la cuna del compositor, la desgracia familiar que tantas veces impulsó su creatividad, la necesidad de ser reconocido y querido por los otros. Nos hace mejores hombres. Escuchar “I am the Walrus” es reconocer lo poco que, finalmente, deben importar esos otros cuando de experimentar y buscar oro en el aire se trata. Nos hace mejores hombres. Escuchar “Beautiful Boy” es enternecerse ante un instante de amorosa privacidad universalizado por la belleza. Nos hace mejores hombres. Escuchar “God”… eso simplemente nos hace hombres.

En todos los casos, escuchar a John Lennon afecta, conmueve, pues hay algo en su timbre vocal intensamente unido a una visión vital. Hecho de cristales rotos, incluso cuando suena sereno parece un tanto desesperado, lo que no reduce su capacidad humorística dentro y fuera del estudio de grabación. ¡Cuán poco vemos esta dualidad en los artistas de nuestro tiempo! ¡Cuán poco se ha dado a lo largo de la historia! De Louis Armostrong a Thom Yorke pasando por Elvis Presley, Nina Simone, Ella Fitzgerald, Frank Sinatra, Bob Dylan, Janis Joplin, Jimi Hendrix, Jim Morrison, entre otros, han sido escasas las figuras populares que prefirieron contar con el canto, en lugar de cantar el cuento. Esto es, apostar a la historia transportada por notas en lugar de estilizar melodías soportadas por letras que, aunque valiosas, terminan sobajadas o envilecidas con la superficialidad y el glamur. De ahí que muchos de los mejores cantantes no sean los más técnicos ni los más preparados. Pero bueno, esa es historia vieja y conocida. Feeling versus escuela.


Fotos: www.iloveyoujohn.com

Lo que hoy importa es recordar que John Lennon estaba en ese pequeño Olimpo. Que era un hombre-bala (un hombre-huevo) de los que cumplen distancia sin especulaciones, abriendo brecha con su puro hacer camino. Componiendo, tocando y cantando desde el fondo, apenas afectado en su inercia por la fama y el dinero, piezas obedientes en su tablero, en ese mundo que imaginaba podía ser mejor. Pero claro, tonto soñador, se equivocó. Aquí estamos celebrando su cumpleaños número setenta para la vida, su cumpleaños número treinta para la muerte, en un mundo… ¿peor? Y cosa rara: nacer en el ‘40 y morir a los cuarenta. Escribir en una libreta el nombre The Beatles en el año ‘60. Borrarlo en el ‘70. Cosa rara. Tanto como ser perseguido por la CIA y el gobierno estadunidense tras meterse a una cama con su esposa y no salir de ella en son de protesta mientras cantaba “Give Peace a Chance”. Tan raro como sus relaciones amorosas, sus movimientos geográficos y decisiones estéticas.

Nacido en Liverpool, Lennon aún no cumplía los veinte cuando ya estaba enamorado de la música skiffle (folk influenciado por el jazz, el blues y el country), al frente de proyectos como The Quarry Men, Johnny & The Moondogs y John & The Silver Beetles, que más tarde se convertiría en The Beatles. A propósito del género skiffle, vale la pena decir que otros músicos importantes, como Mick Jagger de los Rolling Stones, se formaron a la luz de sus acordes ganando experiencia y conocimientos para lo que después sería la “música beat”, importante contribuyente a la Invasión Británica. Así las cosas, diez años en los Fabulosos Cuatro y diez más en solitario le bastaron a Lennon para convertirse en leyenda esa noche de diciembre, cuando Mark David Chapman –a quien le negaron la libertad por tercera ocasión en estos días– decidió acabar con su vida en Nueva York.

Como parte de los homenajes que se planean en el mundo entero desde octubre y hasta diciembre de este año, destaca el lanzamiento de la caja de discos Power to the People: The Hits Gimme Some Truth, que incluye trece álbumes, entre los que se hallan siete en estudio remasterizados, más trece piezas inéditas grabadas en casa con anotaciones de Yoko Ono, Sean y Julian Lennon. Asimismo, los conciertos del 1 y 2 de octubre en el teatro Orpheum de Los Ángeles a cargo de la Plastic Ono Band, Eric Clapton, Iggy Pop, Lady Gaga y demás invitados de distintas generaciones, resultan memorables por obvias y justas razones. Las ganancias de tales eventos, por cierto, serán donadas a la Playing for Change Foundation, organización benéfica que promueve la paz construyendo escuelas de música en el mundo en desarrollo.

Pero los festejos no acaban ahí. También está la exhibición John Lennon, Songwriter, en el Grammy Museum de Los Ángeles, para la cual se han reunido guitarras, letras, dibujos, trajes y otros objetos del compositor, así como videos desconocidos de sus primeras bandas, poco antes de formar los Beatles. Igualmente está a punto de salir el libro Starting Over, The Making of Double Fantasy, del músico y autor Ken Sharp. A ello debemos sumar la película biográfica Nowhere Boy, del artista Sam Taylor-Wood, salida recientemente, así como el documental LennonNYC, con imágenes poco vistas de su vida en la Gran Manzana; este último también está por estrenarse. Y si fuera poco, justo el día del cumpleaños de John, Yoko Ono estará en Islandia encendiendo el monumento Imagine Peace Tower, ubicado en la isla de Vioey, cerca de Reykjavik. Múltiples actividades que sin duda renovarán la obra en torno a una de las mayores figuras de la cultura del siglo XX que, en palabras del biógrafo Anthony DeCurtis, “sobrevivirá como una voz incansable de cambio y pensamiento independiente, como un enemigo del status quo”, lo que hoy, pensado con la cabeza fría, pasadas sus muchas contradicciones, sus errores de juicio y neurosis extraordinarias, podemos decir que nos hizo mejores hombres.

Más allá de todas estas acciones de aniversario, empero, nunca habrá mejor homenaje que el que un artista hace a otro. Por ello, y a manera de despedida, citamos un fragmento de la pocas veces recordada “Life is Real (Song for Lennon)”, compuesta por Freddy Mercury para Queen en 1982 como tributo al desaparecido John: “Life is real, life is real, life is real. Music will be my mistress. Loving like a whore. Lennon is a genius. Living in every pore. Life is real, life is real, life is real, so real. Life is cruel. Life is a bitch. Life is real, so real.”

9 de octubre de 2010

9 OCT: Día del Guerrillero heróico.

Homenaje a Ernesto Che Guevara
Foto
Niños de todas las escuelas cubanas se sumaron ayer a la conmemoración por el 43 aniversario, que se cumple hoy, de la ejecución de Ernesto Che Guevara, ocurrida en la localidad montañosa boliviana de La HigueraFoto Reuters
Pl, Afp y Dpa
Periódico La Jornada
Sábado 9 de octubre de 2010, p. 21

La Higuera, 8 de octubre. Mujeres y hombres de varios países de América Latina viajaron hoy hasta esta remota localidad montañosa del este de Bolivia para rendir homenaje al revolucionario argentino-cubano, Ernesto Che Guevara, en el mismo sitio donde fue ejecutado sumariamente por tropas del gobierno militar boliviano de entonces, el 9 de octubre de 1967.

Cubanos, venezolanos, bolivianos, argentinos, chilenos, ecuatorianos y brasileños, entre otros participantes en un foro internacional, recorrerán sitios de esta región donde establecieron su base los combatientes de la organización guerrillera boliviana Ñancahuazú, en la que participaba el Che.

En el homenaje participan los integrantes de las misiones diplomática, médica, educativa y de trabajadores sociales de Cuba y Venezuela que colaboran con el gobierno del presidente boliviano Evo Morales.

La víspera, los participantes en los actos de recordación de la gesta recorrieron en el pueblo de Vallegrande el mausoleo que guardó los restos del Che y sus colaboradores por 30 años, así como el Hospital Nuestro Señor de Malta, donde sus asesinos lavaron y expusieron su cadáver en 1967.

Este aniversario del fallecimiento del revolucionario coincidió con el estreno del documental Che. Un hombre nuevo, dirigido por el cineasta argentino tristán Bauer.

La cinta se presentó simultáneamente el jueves en Cuba y Argentina y en ella se pueden escuchar grabaciones inéditas de la voz de Guevara cuando se despidió de su esposa Aleida, antes de viajar al Congo a encabezar un movimiento insurgente.

Y ahora para ti, Aleida, lo más íntimamente mío, lo más íntimo de los dos, dice el Che en la grabación cedida por la viuda para la elaboración del documental, en el cual se le escucha recitar poemas del peruano César Vallejo y del chileno Pablo Neruda.

Resultado de una investigación de 12 años, la cinta ofrece una nueva mirada hacia la intimidad del Che a través de sus escritos, contenidos en cuadernos de raya en los que de niño anotaba lo que leía de los escritores Emilio Salgari, Óscar Wilde, Julio Verne, así como en libretas pequeñas donde anotó sus ideas para crear al hombre del siglo XXI.

1 de octubre de 2010

Mostrar la realidad le cuesta la vida

El fotoperiodista español Christian Poveda fue asesinado en El Salvador poco después de concluir un documental sobre una pandilla Mara. Hoy se estrena su trabajo








(Christian Poveda pasó 18 meses grabando a miembros de la Mara 18 en El Salvador)








Durante 16 meses, el fotoperiodista hispano-francés Christian Poveda le dio seguimiento a las vidas de un grupo de jóvenes miembros de la pandilla Mara 18. Surgida en la calle 18 de Los Ángeles, EUA, esta banda es una de las más violentas que hay en El Salvador, de donde eran originarios sus fundadores.

Bajo el nombre de La vida loca, el documental de Poveda busca exhibir la realidad de quienes forman parte de estas pandillas. Sin caer en prejuicios ni en conclusiones de tipo moral, este trabajo sumerge a su público en la problemática humana que viven los jóvenes habitantes de los barrios marginales de Centroamérica.

Poco después de concluido su documental, Poveda fue asesinado a tiros en la localidad de Apopa, a las afueras de San Salvador. Cerca de ahí había trabajado en su filme. Entre los sospechosos, fueron detenidos cinco integrantes de la pandilla Mara 18. Así lo informó el periódico español El País.

En entrevista para el programa de televisión "Punto de Partida", el productor de La vida loca, Emilio Maillé, aceptó que, de no haber ido a trabajar con los maras, su compañero Christian Poveda "seguiría vivo". El homicidio ocurrió en septiembre de 2009, casi un año después de que Poveda se había alejado de El Salvador.

Comenzó a trabajar con la Mara 18 a propósito de una colección fotográfica. Primero logró que miembros presos dejaran que los retratara, después siguió con integrantes libres y terminó consiguiendo que accedieran a que les grabara un documental.

Para Poveda, mostrar la realidad de los maras era un intento de ayudarlos para que salieran de la "vida miserable en la que habían nacido", según sus propias palabras, retomadas por el diario El País.

Este viernes 1° de octubre se estrena La vida loca en más de una decena de salas de cine comerciales de México. Previamente, este documental se ha exhibido en la Cineteca Nacional y en festivales de España, Francia y Hungría.