Por Alejandro Carrillo Correa
¿Qué se hizo y qué se dejó de hacer por México en los últimos años?, ¿por qué fracasó la transición a la democracia?, ¿en qué momento la vida pública del país se fue por la borda?, ¿hay alguna esperanza de cambio?
Año de 1988, elecciones federales para nombrar al sucesor del presidente Miguel de la Madrid. Por primera vez en la historia una fuerza organizada proveniente de las filas de la izquierda mexicana y algunos disidentes del partido oficial apuntalaban como una sería alternativa para frenar casi seis décadas de caciquismos partidistas sexenales, resumidos en pobreza y desigualdad social, factores agravados en los últimos años debido a la gran ola de desbarajustes monetarios e inestabilidad económica en el país. Tú y yo acabábamos de nacer y Carlos Salinas tomaba posesión de la silla presidencial después de “sortear” un proceso fraudulento y plagado de irregularidades en donde el “sistema”, pues, se cayó (a la fecha, muchos estudiosos de la semántica y las letras no han podido descifrar si la tragedia de aquel sistema hacía referencia al verbo “caer” o al verbo “callar”, por lo que no se sabe a ciencia cierta si el sistema se cayó o se calló). Aquí se sitúa el momento en donde comienza el largo proceso de transición del país, el inicio del fenómeno transicional de la nación.
Después de la llegada al poder de Salinas de Gortari, los sucesos que conducirían al fracaso de la vida pública de México se resumen de la siguiente manera: la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, el levantamiento del Subcomandante Marcos desde la selva chiapaneca, el asesinato de Colosio, el fracaso electoral del PRI en las elecciones de 1997, las reformas electorales que a la postre le permitirían a Vicente Fox llegar al poder como primer presidente opositor al partido tradicional, el intento de desafuero a López Obrador, las impugnadas elecciones de 2006 y la decisión de la Corte que le otorgaría el triunfo a Felipe Calderón por una mínima diferencia, la recuperación priista ante el fracaso panista del año pasado y finalmente la contienda presidencial para 2012 en la que la televisión no ha tardado en catapultar a su candidato. A grandes rasgos éste ha sido el largo y lento proceso de transición a la democracia que nuestro país ha vivido en los últimos veinte años y quién mejor para narrarlo a través de sus interlocutores, que una de las mejores periodistas y entrevistadoras que ha dado esta tierra.
De mediana estatura, pero de grandilocuentes expresiones, Carmen Aristegui es dueña de una sutileza inenarrable capaz de hacer hablar a las piedras y a uno que otro dinosaurio extinto. Su trabajo le ha permitido plasmar la visión de algunos de los mexicanos, si bien no los más ejemplares y excepcionales (salvo uno o dos), sí de los mexicanos más controversiales y que de alguna u otra forma han protagonizado lo que José Agustín bien podría llamar la tragicomedia mexicana de las últimas décadas.
Se trata de un mosaico bastante plural de personajes de la vida pública mexicana que desde su trinchera analizan los fenómenos del poder, el panorama actual y muchas interrogantes relacionadas con el proceso de transformación de México en veinte años; se trata de la reflexión desde las voces más autorizadas de la vida intelectual, cultural y académica del país, (aunque también las voces más ignoradas por las élites gobernantes); se trata de seres humanos con contradicciones y anhelos, seres humanos que vieron pasar lo que se dejó de hacer en México o que fueron partícipes de lo que se hizo y que tienen algo qué contar; se trata de rostros con frustraciones y triunfos abotagados en la garganta; se trata de las miradas de veintiséis sujetos capturadas por la réflex de Ricardo Trabulsi, fotógrafo. Se trata de conversaciones y de retratos; se trata de un libro, se trata de “Transición”, de Carmen Aristegui.
El historiador Lorenzo Meyer califica el trabajo de Aristegui y Trabulsi como una referencia histórica para las futuras generaciones que quieran entender el funcionamiento de México. En “Transición”, para algunos pocos la democracia llegó y se instaló muy modestamente; para los más, todo fue un rotundo fracaso y lo que hoy impera son intereses particulares no representativos de las grandes mayorías, vivimos en una democracia simulada y todo parece empeorar. Los entrevistados hablan de sus vivencias con el poder y adjudican responsabilidades al fracaso del sistema, sin embargo hay un aspecto en el que todos tienen una línea convergente; ninguno de los veintiséis hace un ejercicio autocrítico, ninguno acepta su responsabilidad en la gran colisión que el sistema político mexicano ha sufrido y que lo mantiene en la lona y con pocas esperanzas de apoyarse siquiera en las cuerdas. En pocas palabras, la clase política no ha sabido estar a la altura del gran reto que representa transitar de un sistema autoritario a uno más o menos democrático.
Para la periodista el futuro no es prometedor, ya que el país se encuentra sumido en una profunda crisis, no solo económica y financiera, sino también alimentaria, energética y de violencia que aunado a otros factores como la pobreza, el desempleo, el odio, la polarización y las luchas de poder, hacen parecer que México está condenado al colapso, lo que alimenta la idea de una transición llevada al fracaso en todos los aspectos.
Al rondar la palabra “transición” es necesario plantearnos tres cuestiones fundamentales: ¿en dónde estamos?, ¿cómo fue que llegamos aquí? y ¿hacia dónde queremos ir? Al igual que Aristegui, me niego a abandonar la idea de que este país puede y debe ser un país democrático y que la historia la tenemos que construir los ciudadanos para retomar la transición abandonada en el camino. La frustración y el desencanto no pueden detener la gran obra de transformación que México necesita, ya que todo se vale menos la pasividad y la indiferencia ante la grave situación que nos aqueja a todos los mexicanos. Si a los gobernantes les ha quedado grande el paquete, debemos ser los ciudadanos los actores fundamentales e insustituibles capaces de impulsar un cambio verdadero mediante la toma de los espacios para reconstruir el país. Si no hacemos nada, no sucederá nada; si no sucede nada, la transferencia del poder seguirá dándose mediante poderes particulares como la televisión que no representan en lo absoluto a la sociedad.
Frases de la Transición
“El sistema de cómputo no tenía nada que ver con la elección; es lo que nadie quiere reflexionar, porque es muy bonito decir: ‘se cayó el sistema.”
Manuel Bartlett. Secretario de Gobernación 82-88
“Si el PRI regresa, será un colapso en la maduración de las fuerzas modernas.”
Roger Bartra. Sociólogo y Ensayista
“El día que asesinaron a Colosio me sentí muerto políticamente para el resto de mi vida.”
Manuel Camacho Solís. Jefe del Departamento del Distrito Federal 88-93
“Si no hubiera habido movimiento zapatista no hubiera existido la reforma electoral de 1994.”
Jorge Carpizo. Secretario de Gobernación 94
“Nunca creyó Fox en la reforma del Estado…nunca le dio importancia, ni la entendió. Ése fue su error principal.”
Jorge Castañeda. Secretario de Relaciones Exteriores 00-03
“…Sobre todo la corrupción de su hermano (Raúl Salinas). Conseguía contratos de gobierno, se comunicaba con los narcotraficantes…”
Miguel de la Madrid. Presidente de México 82-88
“Por encima del Presidente y ¡por encima del Congreso! Las televisoras lograron lo que el Presidente de México jamás había logrado: sacar una ley en siete minutos, por unanimidad, cero votos e contra…ahí está demostrado el poder.”
Denise Dresser. Académica y Periodista
“Y a las pocas semanas estábamos metidos en una guerra impresionante, una guerra sucia iniciada, promovida y alentada por nosotros.”
Manuel Espino. Presidente del PAN 05-07
“Y así pasaron los seis años…”
Vicente Fox. Presidente de México 00-06
“Estamos en un país que tienen una pluralidad real, social, política, económica e intelectual que no se refleja en la vida política.”
Carlos Fuentes. Escritor
“¿Quiénes fueron capaces de pedir el recuento de los votos, quiénes se atrevieron? ¿Era mucho pedir?”
Andrés Manuel López Obrador. Candidato a Presidente de la República 06
“Ya nadie te habla de transición a la democracia, porque tampoco se habla ya de democracia”.
Carlos Monsiváis. Escritor
“Una transición es tanto más exitosa cuando acaba con la impunidad y pasa al Estado de derecho, y en eso la nuestra ha sido catastrófica.”
Porfirio Muñoz Ledo. Político
“La primera gran omisión fue de López Obrador, quien nunca pidió recontar todos los votos.”
Luis Carlos Ugalde. Presidente del IFE 03-07
1 comentario:
vaya vaya ia tNia rato sin leer alguno d tus articulos :p incluso este lo lei completo jojo wooow!:p
muy bn comadrejaa vamos x wen kmino ;) saluditox!
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