22 de marzo de 2011

El rostro en el espejo

Opinión

Verónica Mastretta

Publicado en Milenio 140311

Espejo Mirallmar de BD

No sería precioso que el enemigo a vencer en nuestro estado o país tuviera nombre y apellido? Nada más fácil que encontrar enemigos evidentes, claros y etiquetables. Poner las cosas en blanco y negro y cerrar el capítulo. Sería fantástico, pero completamente irreal.

El enemigo a vencer no es el que no piensa como nosotros, ni tampoco lo fue el PRI local que controló con mano férrea un solo hombre hasta hace unas semanas.

Tampoco lo es el PAN, el partido del presidente Calderón o el dividido PRD y sus múltiples corrientes. No son López Obrador ni sus seguidores el peligro para México, ni tampoco los perredistas que no piensan exactamente como él.

Sería tan simple que el enemigo a vencer fuese tan sólo el crimen organizado,las policías ineficientes y corruptas,los sindicatos, los monopolios o las poderosas televisoras.

No lo es Peña Nieto y su campaña publicitaria telenovelera, ni sus altos números en las encuestas, como tampoco lo son Moreira, Beatriz Paredes o Manlio, que temen, critican y despotrican contra las alianzas electorales, a las que llaman perversas y contra natura cuando a ellos no los favorecen, aun cuando las han utilizado siempre que les conviene, ya sea con el Verde, con el PT o con el Panal, como si en política no fueran naturales las alianzas en momentos estratégicos, como le funcionaron a Lula en Brasil y a la España de la transición del posfranquismo con Adolfo Suárez.

Lástima, pero no es sencillo ni fácil poner nombres y apellidos a los que nos impiden avanzar, simplemente porque somos nosotros mismos, miles de mexicanos desencantados, desinteresados, conchudos y poco participativos,que sí podríamos hacer algo, esos enemigos ocultos y por eso invencibles.

Nos aferramos a nuestras pequeñas agendas personales y nos hemos olvidado casi por completo de una agenda común que posibilitaría la creacion de un México mejor y más justo.

Por ejemplo, los empresarios. Sus agendas suelen abarcar sólamente la defensa de sus intereses gremiales, pero no se aplican ni se empeñan en aportar el poder fáctico que podrían ejercer, en exigir mejores condiciones de transparencia, rendición de cuentas o reformas legislativas estratégicas.

Ellos cierran su agenda cuando resuelven sus problemas y se desentienden de una agenda social que podrían empujar y promover.

Las universidades deponen en gran medida su papel de contrapeso a los enormes poderes públicos y apenas ahora, por lo menos en Puebla, retoman el poder de contrapeso sano que olvidaron en el pasado, pero que es necesario ejercer con generosidad e inteligencia a los gobiernos en funciones.

No se trata de ser contestatarios porque sí; se trata de que la razón y el pensamiento luminoso asalten de manera abierta las aulas y que las autoridades de las universidades, en especial las públicas, exhiban una independencia intelectual y real de la que estamos urgidos.

El enemigo a vencer son los dueños de los medios de comunicación que trafican sin pudor lo que se dice o deja de decir en sus foros; pero también todos aquellos que teniendo un foro en donde decir algo se callan por comodidad o por miedo.

El reto para jueces y diputados y para los poblanos será trabajar para fortalecer la indepenencia de poderes aprendiendo a usarlos apegados a la ley, evitando que de nuevo pierdan su independencia y el necesario contrapeso que deben ejercer unos sobre otros para tener un ambiente democrático que debemos reconstruir.

El enemigo a vencer sería la concentración de poder en unos cuantos y la sujeción de los poderes Legislativo y Judicial hacia el Poder Ejecutivo.

El enemigo a vencer sería un PRI que se negara a democratizarse, o un PAN gobernado por una cúpula de iluminados que impidan que su partido crezca y se fortalezca. El enemigo a vencer no son los buenos o bien intencionados militantes de partidos pequeños, sino los líderes que venden los movimientos e ilusiones de sus militantes. El enemigo a vencer es la incapacidad del PRD para construir una izquierda seria, el que se trenza en disputas inacabables que les impider a veces ejercer el poder que ya tienen...

Más allá de todos estos que podrían ser los enemigos evidentes, los chivos expiatorios de todo lo malo que nos acontece, está un ciudadano dormido: el enemigo a vencer somos todos los que pudiendo hacer algo, no lo hacemos.

El enemigo a vencer lleva tu nombre y el mío, y el de todos lo que han dejado de hacer lo posible porque les parece inútil o poco, como si cada acción no sumara y ayudara a cambiar para bien nuestra pequeña realidad.

El enemigo a vencer es el no pensar en plural, en un “nosotros” que construye y anima.

El enemigo a vencer está en nuestra casa y en nuestro corazón, es tu cara en el espejo y lleva tu nombre.

1 comentario:

Unknown dijo...

Creo firmemente en la autocrítica.

Lucho día a día con el egocentrismo humano preocupado por el poder o por imponer una idea, lucho diariamente contra mi.

Me manejo día a día con una convicción clara y precisa, imagino un mundo donde existan las diferencias ideológicas, las leyes, las manifestaciones y los desacuerdos privados y públicos, todos vistos desde una óptica aún más grande que la que pueda cubrir una izquierda, un comunismo, un socialismo, un centralismo, una derecha, una ultraderecha y un facismo, una óptica que lleve por nombre "humanismo" donde la política no cubra únicamente una acción económica Neoliberal o Marxista, donde la política se establezca (sea cual sea) a partir de las raíces intrínsecas del respeto al prójimo, del respeta a la naturaleza y al ser humano, del respeto ideológico, físico e integral de todos nosotros, que ni somos dioses ni somos animales... somos todos IGUALES y pensamos todos DISTINTO. El soldado que mata por petróleo, el creyente que mata por religión, el narcotraficante que mata por dinero, el gobierno que roba por poder...¿existiría en acción si se manejaran bajo la batuta del humanismo? NO LO CREO, ojalá siempre hubieran ideas distintas, opiniones y maneras de vivir diferentes, pero siempra bajo el concepto del respeto a la vida y la integridad humana.

¿Y por qué carajo sabemos tanto de tecnología y crecemos tanto en armas y ejércitos y no sabemos de la naturaleza del ser humano? Somos por naturaleza seres sociales, por naturaleza debes aprender a respetarnos ideológicamente y saber perder o ganar ordenadamente... debemos respetarnos a nosotros mismos.

Bajo aquel espejo que mencionas deberíamos vernos todos, sigamos criticando, sigamos reclamando pero comencemos desde dentro "de aquí pa allá".

EXCELENTE