24 de julio de 2008

Julio regalado...

¿Y tú, Felipe,
vas al super o a la Comer?

Ocupado en Mouriño y su movida
y por andar de Rambo y de payaso,
se enteró Calderón con gran retraso
que en el mundo escasea la comida
y en México el salario ya no alcanza
para echarse unos tacos a la panza.

Con ceja regañona y muy erguida
y el dedito flamígero y mamerto,
anunció que el país quedaba abierto
a las importaciones de comida
y así creyó dar solución palmaria
a la grave cuestión alimentaria.

Perdonó los impuestos, el cretino,
al especulador y al comerciante,
a la transnacional sacó adelante,
terminó de joder al campesino
y luego se autonombra, muy ufano,
benefactor del campo mexicano.


Al parecer, ignora que el desplome
de nuestra producción agropecuaria
provoca dependencia alimentaria:
país que no produce lo que come
se arriesga, en un vaivén de la fortuna,
a sufrir de miserias y de hambruna.


Mientras suben en forma desmedida
tortilla, carne, huevos y verduras,
El Pelele, flanqueado por guaruras,
pone a Carstens la mesa bien servida:
ese jamás se sentirá indigesto
ni aunque se trague todo el presupuesto.


Mas si una ciudadana le rezonga,
porque tiene vacía la despensa,
Calderón se imagina que es por mensa,
o bien porque es tacaña, o por fodonga
o porque simplemente no ha pensado
en ir a comprar cosas al mercado.


Felipe: qué ridículo el que haces
y qué muestras nos das de decadencia,
porque tu vapuleada presidencia
la convertiste en baile de disfraces:
ayer te travestías de soldado
y hoy te vistes de Julio Regalado.


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