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Aleyda Guevara, hija del Che
Después de 30 años de su muerte, el guerrillero Ernesto “Ché” Guevara, sigue presente en la memoria de los jóvenes como una inspiración o como un icono de la revolución. Sin embargo una de sus cuatro hijas, prefiere que su padre no sea un “icono”.
Aleyda Guevara, quien se encuentra de visita e El Salvador, prefiere que su padre sea aquella persona que inspire para la “construcción de cambios, ayudando a entender como ser mejores en un mundo con muchas diferencias sociales” contra las que luchó el legendario revolucionario que dejó sus comodidades para “perseguir sus ideales y luchar por ellos”. “Lo importante es que todos conozcamos que ese hombre fue tan humano como cualquiera de nosotros, y el reto que nos deja es, que si él pudo ser un hombre más completo, nosotros también podemos”, aseguró su hija a un nutrido grupo de jóvenes de San Salvador, con los que se reunió este fin de semana.
La hija del revolucionario llegó desde Cuba para ofrecer una serie de conferencias y ponencias sobre la historia del mítico Ché Guevara y su legado.
La hija del comandante Guevara, aseguró que podría pasar horas hablando de su padre. El Ché Guevara nació en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina, el 14 de junio de 1928. Fue político, guerrillero, escritor y médico argentino-cubano. Por seguir sus ideales se convirtió en un comandante que lideró la Revolución Cubana (1953-1959) que desembocó en un nuevo régimen político en ese país. Sin embargo considera que lo importante es hablar más de los cambios que generó su esfuerzo como promover “que la gente se vuelva dueña de su producción, para que ya no sigan robándoles, para que no les exploten y para que no exista gente con necesidades”.
La hija del comandante Guevara, aseguró que podría pasar horas hablando de su padre. El Ché Guevara nació en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina, el 14 de junio de 1928. Fue político, guerrillero, escritor y médico argentino-cubano. Por seguir sus ideales se convirtió en un comandante que lideró la Revolución Cubana (1953-1959) que desembocó en un nuevo régimen político en ese país. Sin embargo considera que lo importante es hablar más de los cambios que generó su esfuerzo como promover “que la gente se vuelva dueña de su producción, para que ya no sigan robándoles, para que no les exploten y para que no exista gente con necesidades”.
“El Ché Guevara decía que no se puede hablar de paz cuando hay un niño necesitando comida; cuando hay un ser humano necesitando un medicamento y no se le brinda asistencia. No puede existir paz si estamos de rodillas, hay que hablar de soberanía, hay que hablar de dignidad del pueblo, pero eso se tiene que ir construyendo”, recordó la hija del Ché Guevara, quien también es doctora en medicina al igual que su padre.
Asimismo, instó a los jóvenes a apostarle a la educación y ahora, bajo la administración de un nuevo gobierno, exhortó a cambiar las estructuras culturales. “Alcanzar el respeto y la dignidad, pero se tienen que ir conquistando” agregó.
Al referirse a que muchos pretenden “santificar” al Ché, recordó que su hermano Camilo dijo en algún momento que si eso era posible, “la santificación”, tenían que dejar un “espacio en la espalda de su padre para su mochila con sus libros y sus balas”.
Sin embargo, sus cuatro hijos más que un santo, insisten en que la gente conozca que fue un “hombre tan humano como cualquiera, y si él pudo ser un hombre mucho más conciente nosotros también podemos” advirtió la mujer que, desde su ingreso al recinto del INDES donde se reunió con los jóvenes, firmó gorras, camisetas, banderas y libros estampados con el rostro del comandante.
El Ché Guevara impulsó la instalación de focos guerrilleros en varios países de América Latina. Entre 1965 y 1967, él mismo combatió en el Congo y en Bolivia. En este último país fue capturado y ejecutado de manera clandestina por el Ejército boliviano en colaboración con la CIA el 9 de octubre de 1967.
Al referirse a que muchos pretenden “santificar” al Ché, recordó que su hermano Camilo dijo en algún momento que si eso era posible, “la santificación”, tenían que dejar un “espacio en la espalda de su padre para su mochila con sus libros y sus balas”.
Sin embargo, sus cuatro hijos más que un santo, insisten en que la gente conozca que fue un “hombre tan humano como cualquiera, y si él pudo ser un hombre mucho más conciente nosotros también podemos” advirtió la mujer que, desde su ingreso al recinto del INDES donde se reunió con los jóvenes, firmó gorras, camisetas, banderas y libros estampados con el rostro del comandante.
El Ché Guevara impulsó la instalación de focos guerrilleros en varios países de América Latina. Entre 1965 y 1967, él mismo combatió en el Congo y en Bolivia. En este último país fue capturado y ejecutado de manera clandestina por el Ejército boliviano en colaboración con la CIA el 9 de octubre de 1967.
La figura despierta grandes pasiones en la opinión pública tanto a favor como en contra, convertido en un símbolo de relevancia mundial. Para muchos de sus seguidores representa la lucha contra las injusticias sociales o de rebeldía y espíritu incorruptible, mientras que es visto por muchos de sus detractores como un criminal.
Al son de silbatos y tambores, rimas, cohetes y pétalos de flores, Aleyda Guevara, la hija de Ernesto Guevara de la Serna, fue recibida por la comunidad indígena de Izalco.
El evento, reservado sólo para los funcionarios indígenas de alto rango, reunió a todas las cofradías, capitanas, reina criolla de las fiestas y al alcalde del común Tito Reyes Paz, en la Iglesia de los Remedios.
La visitante se mostró de buen humor y hasta se sonrojó con las rimas con que fue recibida, a la vez que evidenció humildad al exclamar que sólo era “la hija” del insurgente que acompañó a Fidel Castro en su revolución.
Al son de silbatos y tambores, rimas, cohetes y pétalos de flores, Aleyda Guevara, la hija de Ernesto Guevara de la Serna, fue recibida por la comunidad indígena de Izalco.
El evento, reservado sólo para los funcionarios indígenas de alto rango, reunió a todas las cofradías, capitanas, reina criolla de las fiestas y al alcalde del común Tito Reyes Paz, en la Iglesia de los Remedios.
La visitante se mostró de buen humor y hasta se sonrojó con las rimas con que fue recibida, a la vez que evidenció humildad al exclamar que sólo era “la hija” del insurgente que acompañó a Fidel Castro en su revolución.
“El Ché se identificó con los pobres, con los de nuestra raza, por eso le decimos bienvenida”, le dijo el alcalde Reyes, minutos antes de hacerle una entrega simbólica de una candela de sebo, con flores nativas de “barbón” e incienso, y una canasta cargada con nísperos, anonas y zapotes, propios de la región.
“Como pueblos indígenas queremos hacer prevalecer nuestros derechos. Porque fuimos obligados a quitarnos el cotón. Muchos tienen familiares asesinados por ser indios”, explicó el alcalde del común, en alusión al exterminio étnico que vivieron en 1932, en esa zona de occidente.
Guevara les expresó que todos los pueblos tienen un vínculo a pesar de las diferencias culturales, “estamos unidos, sólo nos hace falta acercarnos. Estoy orgullosa (del recibimiento), la diferencia entre unos y otros debemos de solventarlas”, dijo.
Minutos después “Las Comadres”, y “La Capitana del Jarro” abrieron el baile de recibimiento, junto con las autoridades locales, al son de la marimba y la guitarra.
Y entre una nube de "flashes" de cámaras digitales que seguían hasta los mínimos movimientos. Aleyda bailó dos piezas de música autóctona.
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